Faro Roncudo Percebeiro cabo Roncudo Cabo Roncudo Cruces do Roncudo Porto de Corme Corme nevado, 1956 Vistas Dunas da Barra Litoral Niñóns e porto de Santa Mariña. Vista aérea Praia de Ninóns Ponteceso de noite

José Ramón Varela, historiador

"Corme"

José Ramón Varela

Hay gentes que se extrañan de que en el litoral gallego haya un lugar bautizado con el nombre de Costa da Morte. Imagino que muchos creerán que esa denominación tan peculiar pueda haber nacido de la inspiración poética de sus habitantes. Pero no es así.

Los antiguos griegos llamaban a esta costa “Dukita Mere” que significa “Tierra de los Muertos” el lugar donde acaba el peregrinar diario del sol, antes de hundirse en las profundidades del Hades, su infierno, y donde Caronte transportaba a los difuntos en su barca de piedra. Siglos después, cuando los romanos mandados por Decimus Junius Brutus, alias Callaicus (El Gallego), llegaron a esta costa, denominaron a nuestro océano como el Mar de la Tinieblas.

Este mar tenebroso y esta costa de muerte han sido siempre cuna y morada de valerosos y sacrificados marinos. Y son estos hombres, que han vivido durante milenios, luchando contra la bravura de este mar insaciable, perdiendo —en demasiadas ocasiones— sus barcos y sus vidas, el motivo de tan tétrico nombre.

Corme, que en alguna guía de viajeros lo denominan la Capital de la Costa da Morte, es el paradigma de esta interminable lucha entre el océano y el hombre.

En el pasado silgo XX Corme ha perdido a más de ciento cincuenta hombres y mujeres ahogados en la mar. Un precio muy caro para una población que ronda los 1.500 habitantes. Pero esas sombrías cifras nunca han amedrentado a este pueblo con clara vocación marinera; si no fuera así, no podría explicarse que contabilice entre sus gentes más de 400 patrones.

La historia de Corme es una historia humana que transciende más allá del hombre y se mezcla con su mar y sus barcos. Una historia donde se muestra ese espíritu recio que no se rinde ante la adversidad y que ha marcado a fuego la identidad de sus gentes.

Este pequeño pueblo, casi aislado del mundo por tierra, supo abrir sus puertas a través del mar y alcanzar costas ignotas. Algunos de sus hombres descubrieron para el mundo la costa occidental de Norteamérica, nuevas islas en el Océano Pacífico, triunfaron con su arte en Sudamérica o fueron pioneros de la pesca de altura en el País Vasco. Hombres que hicieron grande a su pueblo y, por ende, a Galicia entera.


José Ramón Varela
Agosto 2012


* José Ramón Varela ha cedido varias de las fotos de barcos de su estudio para la galería de "Ponteceso. Os Camiños do Mar".

Enlaces

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  • Consellería do Medio Rural e do Mar
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