¿Peces de río o peces de mar?
En el río Anllóns encontramos varias especies de peces de río como la trucha (Salmo trutta fario), la Boga del Duero (Chondrostomaduriense) o el escalo (Squalius carolitertii) que desarrollan su ciclo biológico completo en cauces fluviales.
Otras especies mucho más escasas, de hecho están amenazadas, alternan la vida en el mar y en el río dentro de su ciclo biológico. En estos casos, destaca la lamprea (Petromyzommarinus), con un estatus global comprometido de forma seria y que encuentra en el Anllóns un enclave valioso para su conservación. Las lampreas nacen en el río (son una especie anádroma) y después de unos 20 o 30 meses emigran al mar, de donde vuelven al cabo de un año o dos para reproducirse ya como espécimen adulto, haciendo el remonte entre los meses de febrero y mayo.
Otra especie amenazada, aunque en una situación menos comprometida que la lamprea, es la anguila (Anguilla anguilla). Se trata de una especie catádroma, esto es, nace en el Mar de los Sargazos desde donde llega a las costas europeas y norteafricanas en forma de larva al cabo de 3 a 7 años de viajar por el océano Atlántico gracias a la corriente del Golfo. Frente a los estuarios como el del Anllóns, la larva se transforma en angula y comienza a remontar el río, adquiriendo su color oscuro en el mismo estuario. Ya en el río pasa de ser amarilla a plateada, momento en el que consigue la madurez sexual y emprenden el viaje de vuelta a los Sargazos para reproducirse.
La pesca de la angula en el estuario del Anllóns fue una actividad productiva muy importante para las gentes de Ponteceso que practicaron hasta hace unos años. En la "escurada", en las noches más oscuras de los meses de octubre y febrero y dependiendo del año incluso hasta a abril, y siempre durante la cabeza de la marea, las figuras de los anguleiros a pie se distinguían junto a la desembocadura del Anllóns. Río arriba y río abajo del puente con su linterna y su cedazo casero para colar el manjar plateado que recogían con el “trueiro”.
Por último encontramos reos (Salmo trutta trutta), similares a las truchas, pero de costumbres migratorias pues remonta los ríos para desovar en torno al mes de agosto.
En conjunto, el río Anllóns y su estuario conforman un ecosistema de capital importancia para la conservación de nuestros peces fluviales y, en este aspecto, hay que lamentar la desaparición del salmón (Salmo salar) con anterioridad a los años 90. Esta riqueza piscícola tenía además su importancia en la cultura y gastronomía locales, creando usos y costumbres a día de hoy casi olvidadas.
