El mar de Ponteceso, y el de Corme en particular, es fecundo en buenos y aguerridos marineros. El calado de este puerto hizo de él un buen lugar para barcos de gran porte. Adentrándonos en el entramado urbano, no te olvides de dar un paseo por los antiguos barrios de Corme para recordar el pasado marinero impregnando la arquitectura urbana.
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En esta ruta encontrarás la huella de intrépidos e ilustres exploradores nacidos en esta tierra e historias anónimas de valientes marineros. Tal vez debido a su pasado, Corme es también la sede de la Fundación Torre - Pujales, Museo de Arte Contemporáneo de la Costa da Morte en el que se desarrolla una variada actividad cultural.
Del puerto de Corme sale una carretera que prolonga la ruta hacia el cabo Roncudo. Al lado del mar, casi tocando los acantilados con el brazo extendido, se puede disfrutar de un agreste paisaje que va cambiando con la luz del día. Las vistas son excelentes.
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La pequeña aldea de O Roncudo se encuentra muy cerca del núcleo de Corme. Allí encontrarás una muestra de arquitectura tradicional bien conservada y adaptada a la dura climatología de las zonas más próximas a la costa. Desde aquí puedes dar un paseo hasta la próxima playa de la Barda.